Es la torre más exclusiva de Sudamérica. El 60% de los propietarios son argentinos. Se terminó 5 años después de lo previsto. El metro cuadrado cuesta hasta US$6.000.
En la torre más exclusiva de Sudamérica, más del 60 % de los propietarios son argentinos, el 30% uruguayos y el 10% europeos y norteamericanos. La entrega de las primeras unidades de la Trump Tower está prevista para el segundo semestre de este año, concretamente, a partir del 1° de agosto. Se estima que serán 4 pisos por mes, es decir, 10 apartamentos por semana (tomando los 5 días hábiles de cada una), aproximadamente 28 unidades al mes.
“Vamos a finalizar las entregas de todos los apartamentos con el lobby incluido a finales de este año y también comenzaremos a trabajar en los amenities que estarían concluidos a fines del 2023”, le explica a Clarín el ingeniero dedicado a la construcción, Jorge Garber, que tomó las riendas del proyecto como representante del comité de propietarios.
Son aproximadamente 160 unidades funcionales distribuidas en 25 pisos. De cuatro tamaños diferentes: las más pequeñas de 100 metros cuadrados al contrafrente; mientras que las de 310, 210 y 160 metros tienen vista al mar.
Hay 120 departamentos que ya tienen propietarios: 10 de ellos concretaron la compra durante este verano. Con un 75% de departamentos vendidos, restan vender 30 dúplex, incluidos los dos penthouse (ubicados en la planta más alta).
¿Cuánto vale el metro cuadrado? El precio fluctúa entre los US$5.500 y US$6.000, dependiendo del tipo de apartamento buscado y de su orientación. ¿Y cada prototipo? Un esquinero arranca en un costo de US$1.600.000 y aumenta aproximadamente US$50.000 por piso, los laterales alrededor de US$850.000; los que dan al frente US$900.000 y los de atrás pueden costar US$600.000. Las unidades van desde los 600 mil dólares hasta los 6 millones de la divisa norteamericana.
“La obra va a costar más de 100 millones de dólares. Jerarquiza a Punta del Este como destino exclusivo. Es la primera de la región en ser catalogada como ‘ultra exclusiva’ en el mercado del real estate, es decir, en el mercado inmobiliario de alta gama”, ilustra Garber, que también es presidente de la Cámara Tucumana de la Construcción.
El plan original se presentó en 2012. Estaba previsto que finalizará en 2016, pero marchas y contramarchas demoraron y frenaron la obra en medio de acusaciones con la administración anterior. Una disputa entre accionistas y desarrolladores entorpecieron el proceso. En 2019, la obra tuvo un impasse que motivó una reorganización del proyecto en noviembre del 2020.
“El problema fue financiero. Por la falta de confianza con la velocidad en que la obra se estaba encaminando hubo un corte en la cadena de pagos. Le dimos un marco jurídico a través de un Acuerdo Público de Reestructuración y de un fideicomiso que funcionó como un paraguas de transparencia y credibilidad”, le explica a Clarín el empresario Rolando Rozemblum.
La sociedad permitió a las partes cumplir el desafío de ejecutar la construcción. Fue gracias al trabajo conjunto entre los propietarios, una pieza clave en la reactivación de la obra, y la administración Trump con FAROY S.A como los encargados de gerenciar el proyecto.
El rascacielos cilíndrico de sello Trump se impone en Punta del Este con su figura vanguardista. La obra es faraónica por donde se la observe y despierta la curiosidad de quienes transitan sobre la senda peatonal frente a la Playa Brava. Basta con repasar la innumerable cantidad de selfies junto al cartel del emprendimiento para inferir que se transformó en un atractivo turístico.
Fuente: Clarín